
Los anabólicos
esteroides, más precisamente anabólicos
androgénicos esteroides, pertenecen al grupo de drogas
ergogénicas, también llamadas drogas de
performance. Son sustancias sintéticas derivadas de la
testoesterona, una hormona natural masculina.
"Anabólico" significa "constructor" o "fabricante", y "androgénico" significa "masculinizante", es decir que otorga características sexuales masculinas. Los esteroides derivan de las hormonas; a su vez, los anabólicos esteroides conforman un grupo dentro de estas drogas hormonales. Un hombre sano produce entre 2 y 10 miligramos de
testosterona al día (las mujeres también la producen, pero en cantidades residuales). Las hormonas anabólicas ayudan al cuerpo a absorber las proteínas, propician el desarrollo muscular, óseo y de la piel. Las características
androgénicas de la
testosterona se relacionan con la masculinidad: durante la pubertad permite el desarrollo sexual masculino, el crecimiento capilar en el cuerpo y el agravamiento de la voz.
Estas sustancias están diseñadas para imitar las funciones de crecimiento de la
testosterona, pero afectando mínimamente sus efectos
masculinizantes. Hay muchas clases y combinaciones de propiedades anabólico -
androgénicas. Estos productos son usados desde tiempos relativamente recientes: en 1930 la
testosterona fue sintetizada por primera vez, y se introdujo en la práctica deportiva en los años '40. En las
Olimpíadas de 1952, los rusos arrasaron con las medallas en levantamiento de pesas gracias a su uso, que desde esa época se hizo masivo. Paralelamente a su utilización, los médicos notaron sus efectos secundarios. A pesar de ello, su uso fue en aumento hasta 1975, en que fueron prohibidos. Hasta la fecha, el Comité Olímpico Internacional incluyó 17 clases de anabólicos y compuestos relacionados en las listas sustancias prohibidas. Durante los años '80, muchos jóvenes no atletas los utilizaron por sus propiedades de desarrollo corporal, creándose un floreciente mercado ilegal tanto de producción como de venta de estas drogas. En la actualidad, no solo los atletas usan anabólicos
esteroides. Miles de jóvenes usan estas drogas para aumentar su potencia muscular, o simplemente por "motivos cosméticos", para mejorar su apariencia física y
autoestima. Además, este consumo no se limita a los hombres sino incluye a un número creciente de mujeres.
Sus usos médicos son variados, siendo utilizados en terapias contra ciertas clases de anemia, cáncer de pecho,
osteoporosis y otras enfermedades. Algunos médicos afirman que sería útil su uso post quirúrgico, con el objetivo de mejorar el apetito del paciente, pero son necesarias mayores investigaciones que sustenten esta posición. El uso no terapéutico de anabólicos
androgénicos esteroides en adolescentes y jóvenes adultos aumentó significativamente durante las dos últimas décadas. Los más recientes estudios hechos por
The National Institute on Drug Abuse y el
National Clearinghouse on Alcohol
and Drug Information de los Estados Unidos prueban que el uso indiscriminado y sin control de
esteroides produce severos problemas a la salud física y psíquica.